dreams burn but, in ashes, are gold.



lunes

romanticismo

me pregunto,
porque puedo,
dónde está tu ropa blanca,
tu ropa fina, de gasa
del tiempo,
tu cuerpo delgado,
de amor olvidado,
porque puedo
y el mundo está hoy
de esta parte de la orilla
lo sagrado ya no es algo
que me separe
de tu encuentro.
estamos juntos en el bosque de cerezos, sus cortezas son de magia, riendo el tiempo se hace agua, que nos limpia y nos proyecta. yo soy uno de los árboles y renazco de las fauces de la tierra, que sagrada y de colores nos bendice. reencontré mi lazo con el mundo, a través de la música y tu viento, la palabra y el camino. no hay compartimientos sólo aguas que se ensanchan, no tengo más que amor para escribir en tus estelas, no hay más que fuerza; sólo creo en el ciruelo y en la voz de sus capullos y rebrotes, en su música y la mística y lo verde, de tu abrazo profundo surge lo belle y quieto del entorno, es que no hay nada más que entorno, amplio y blanco, tan cercano a la muerte, parecido a lo esperado. voy a ser sólo un brote lila del cerezo del japón, sólo un rebrote, sólo un hálito de bella espera acobijado por la dulce estación de la pureza.

viernes

era posible pintarme en acuarelas

era posible pintarme
en acuarelas
como si hubiera sido
un mar cantando romances
deleitando a los marinos
y a los grandes barcos,
sus sirenas escondidas.
podrías pintarme
como si fuera de tokyo,
no tendría problema
en moverme despacio
y estilizar la mirada
entretejiendo las aguas.
podríamos cantar romance,
de ryuichi sakamoto,
y reírnos todo el día
dando vueltas por la plaza
sería lindo

como si fuéramos los dos
a olvidarnos de lo malo.

llueve y veo

llueve y veo
al Masaccio por mi ventana,
una trinidad, como tantas otras,
decididamente irreconciliable.

sigo tu consejo y tu palabra

sigo tu consejo y tu palabra
canto siempre y
con proyectos al futuro;
sigo por la línea de tu
estela
voy a poder, con el tiempo,
recorrer el fondo
del océano pacífico.
creo en tus vestigios
y predigo:
"verano era la época
para vivir en
estos árboles"
¡sólo recuerdo
a tus ecos que resuenan!
sigo tu consejo
y tu palabra
sigo cantando y con
proyectos al futuro.

haiku en noviembre

algo quedará
nuestro
en esos días.

me miró fumando y fue sólo un momento

me miró fumando
y fue sólo un momento
esquivé la mirada,
observé sus arrugas
y sus lentes,
observé su saco,
lustroso, un poco añejado
como el vino que
solíamos tomar
cuando vivíamos en
la misma esquina-
ese hombre conocía
toda mi vida y fumando
esquivé su mirada,
omití el encuentro
y la palabra
cerré la puerta y con dolor
ese hombre y esas manos

eran los días
de los días olvidados.

martes

cinematografía

luego de comprar frutas y verduras/
(manzanas, zapallos y bananas)/
caminé a lo del abuelo/
sólo para saludarlo/
Apenás oyó el timbre/
asomó hacia la ventana/
y, al verme, sonrió y profirió/
una palabra de alegría/
¡tres días hacía
que no nos cruzábamos!
Por el pasillo angosto/
y rodeado de malvones/
me confesó que la cocina/
estaba recién equipada/
esperábanme sconcitos/
budincitos y masitas/
just readymade por Máxima/
cocinera aprendiz/
de la familia/
Me ofreció café;
me senté y en la ventana/
sin hablar:
nunca hablo con mi abuelo/
solamente se trata del encuentro/
c/u entretejiéndose en su mundo.
me habló acerca de un frasco/
de vidrio que guardaba/
hacía más de 24 años
luego
cortó las berenjenas recién hechas/
/una a una/
las colocó
prolijamente en el interior de la reliquia.
llovía con sol o mejor llovió/
la lluvia con sol no es un fenómeno/
que uno quiera que perdure/
transcurrieron los momentos tibios/
luego me despedí/
y antes de irme,
me regaló caramelos de miel.

miércoles

fina ropa blanca o poema con tristeza

tocaba el piano y cantaba
mozart, prokofiev y ravel
nada queda,
sólo su voz


la única elsa que me importa
está muerta.
tocaba el piano,
tomaba mate,
me llamaba en diminutivo y
tenía dos tías,
de nombres que desconozco.
Enterraron su antigua casa,
la misma de siempre,
bajo el golpe fuerte
de la gran ciudad,
la enterraron y
me pregunto,
porque puedo,
en qué parte del mundo
estará ahora:
si en la tierra o
en lo alto si
en la música,
que hay en nosotros,
si en el piano y su madera.
pero ¿qué te digo, elsa?
un instante de llanto,
junto a bach,
no te repone de la muerte
¿qué te digo? no voy a mentirte
vivo en un lugar
quizás muy árido;
los días vuelan como estrellas,
no nos dejan intersticios para
detenerse y
escuchar tu voz,
que vuelve a ser
la que era otrora,
tu voz que se escapa
y tu mano pequeña que
se pierde:
una nota
aguda,
finísima,
muy blanca,
sin
sustain, más
que el eco infinito,
insistente,
de quienes pugnan por
ser recordados.

variación del 19th century

soy joven
y puedo mirarte y sonreír
darte todo mi amor
al oír el preludio cinco
nadie entiende lo que digo
Mari me mira
escéptica
sólo Chopin
en la nocturnidad de su tarde
supo lo que era la calma.
Entre flores, nocturnos, cascabios, amores y flautas,
danzamos y entonces la noche sigue viva. Y el amor infinito
de ser joven y de no conocer la muerte, ese
movimiento paralelo de los mundos.
caminar
sobre pastos y almohadones
entre flores y silvestres
entre fuentes verdes
de agua con
sus peces coloridos
En un bosque de camelias (si tan sólo comprendieras)
mi amor bucólico que
sólo existe en las palabras,
Luxemburgo, mi jardín nocturno,
era yo la diosa-estrella, quien tocaba
al ciervo que amainaba nuestros pasos, no
nos despierten! primavera, estaciones, mucho amor en el
crescendo, allegro en el salón de Polonia, en el
museo de animales, de la música que vive. Si vos
sabés que yo te extraño, y sí dudé, como duda
el final de nuestro encuentro, dudó como
si llamara a los aires blues de este
pasaje, este balcón tan dulce sólo de
notas musicales.
habrá manera de expresar exacto?
habrán sentido lo que yo en esa tarde fría
de siglos acabados?
habrán llorado, sí, lo creo, de alegría y emoción al
escucharlo.
habrán sentido los más duros, el poder de
lo invisible. habrán querido mirarte,
porque sí, eran jóvenes y decirte en el
preludio 5, todo eso, lo que ya sentían.