qué bueno que me hablaste
de las cosas encontradas
de la música islandesa
del poema de ee cummings.
qué bueno que viniste
y me dijiste
¡esperame, no te vayas!
qué calmo que es el mar
cuando se lo mira desde
el sueño:
todo blanquísimo;
qué tranquilidad me da
hablar de castidad,
de las chicas mar,
y estar con vos, así.
ya sé: se torna imposible.
quizás por eso me guste tanto;
con sirenas
y sea-girls
te esperamos en el fondo
qué bueno que hayas ido
esa vez conmigo
el océano y su color
eran hermosos,
verdaderamente.
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