dreams burn but, in ashes, are gold.



domingo

un sueño

soñé que no hacía pie
En un río muy helado
(sería la muerte?)
pero estábamos
en londres
era raro:
Las aguas se cortaban
en una línea imaginaria
(sería virginia?)
y entonces a la izquierda
nos sumergíamos
a la busca de
pequeños concisos diamantes,
como perlas muy marinas,
suaves como sedas.
pero quizás lo más
Extraño,
y más allá de las perlas,
de la seda,
era la gente
que me rodeaba:
antiguos viejos amigos
que hacía tiempo
y –mil- cosas
que no me cruzaba.

Será eso la muerte?
Un río helado, profundo
una línea
Divisoria,
un montón de perlas
y diamantes en el fondo,
y un grupo de seres
olvidados
que resurgen
para compartir con uno
el único momento de la vida.

la pregunta

la pregunta no debería ser
por el significado de la vida:
debería ser, en cambio,
por el significado de la muerte.
sólo en esa comprensión
cobrarían un sentido nuestros días.

una pregunta

este amor,
clave y repentino
a la poesía
habrá surgido
de ambos?
habremos descubierto
en tiempos
paralelos
//
la belleza que
en palabras se
decía y
en silencio
despertaba?

una apreciación personal

para mí,
los poemas tienen música.
estoy siendo literal-

sábado

cuando en el polonio contemplaba las estrellas

cuando en el polonio
contemplaba las
estrellas
noctilucas dadas vuelta
y en la hamaca;
o escuchaba a mis amigos
despegarse los corales,
continuándose en rayitas
dibujadas por la arena:
fue una vida natural
que tuve en tres segundos
sólo mar entre las algas que flotaban-sólo agua inmiscuida entre las cosas-solo un pueblo pescadero con la orilla como puerto-y la anémona:
su reina; su divina señora.

no estás en ellos

no sé, vi a una nena
y me acordé de vos
que dibujabas y reías
como un niño del futuro, en
quien no creías
y en las tizas
que empañaban
paulatinas
nuestro encuentro.
me acordé de vos, repito
pero como se recuerda
a un tierno día de verano:
añorado con tibieza,
sin quererlo, nebuloso ya
desde los días
del otoño.