dreams burn but, in ashes, are gold.



viernes

El pasadizo de cerezas.

¡Cómo la envuelve el paraguas a Lucrecia!

Y la lluvia la mira, solo
desde afuera;
y le pide un último beso,
¡que su piel está tan linda!

El paraguas de Lucrecia la
envuelve
y la arropa. Y hasta le ha cantado
canciones de cuna
(terribles, pero ciertas).

Y a Lucrecia se le ocurre un lápiz,
con el cual compondrá el valsecito
que en un 2x3 rompa y extinga
al paraguas.

Porque el paraguas (que la envuelve
y la cuida a la niña)
le canta siempre demasiado al oído
y a Lucrecia eso le duele:

pobre ser, pobre vals,
el paraguas y la niña
(toda ella menos sus oídos).

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