dreams burn but, in ashes, are gold.



miércoles

fina ropa blanca o poema con tristeza

tocaba el piano y cantaba
mozart, prokofiev y ravel
nada queda,
sólo su voz


la única elsa que me importa
está muerta.
tocaba el piano,
tomaba mate,
me llamaba en diminutivo y
tenía dos tías,
de nombres que desconozco.
Enterraron su antigua casa,
la misma de siempre,
bajo el golpe fuerte
de la gran ciudad,
la enterraron y
me pregunto,
porque puedo,
en qué parte del mundo
estará ahora:
si en la tierra o
en lo alto si
en la música,
que hay en nosotros,
si en el piano y su madera.
pero ¿qué te digo, elsa?
un instante de llanto,
junto a bach,
no te repone de la muerte
¿qué te digo? no voy a mentirte
vivo en un lugar
quizás muy árido;
los días vuelan como estrellas,
no nos dejan intersticios para
detenerse y
escuchar tu voz,
que vuelve a ser
la que era otrora,
tu voz que se escapa
y tu mano pequeña que
se pierde:
una nota
aguda,
finísima,
muy blanca,
sin
sustain, más
que el eco infinito,
insistente,
de quienes pugnan por
ser recordados.

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